viernes, 29 de mayo de 2015

Heridas sanadoras.

Cómo sus brazos me arropan,
cómo se aparta y no envidia,
cómo su manto ataviado
con sencilla y pura vida,
me acogen, me dotan,
de enorme fuerza y valentía.

Su cara hace una mueca,
de su profunda alegría.
Él, ella, saben que un día
abandonaré esta esquina fría.

Obscuridad atrevida,
me arrojo a su mar maldito,
me entrego a la noche henchida
de vasta tierra baldía.

¡Muerte y dolor!
Que acaban con mi razón,
que me conducen al odio,
a sentirme un estorbo.

Aquella cuchilla ardiente
con infinito desdén
actúa como un desierto
que nubla mi corazón,
y no sin razón,
mis manos me atormentan,
y no sin razón,
me despedazan por dentro,
pues por más que lo intento,
por más que vivo el momento,
no hallo cobijo alguno
del que no salga sin heridas.

domingo, 17 de mayo de 2015

Nada.

"No esperes nada de mí. Que nadie espere nada de mí."

Ayer conocí el amor:
una flor de espinas huecas
una mueca de dolor.

Vivencié con gran pasión,
con indomable fervor,
la ternura y el sangrado,
del vacío corazón.

Ya no valen ornamentos,
ni delirios matutinos,
ni volcanes explosivos
que acababan por ardernos.

Ni visiones, ni dulzura,
ni locura, ni agonía,
ni lujuria, ni deseo,
sólo el profundo aleteo
de cientos de águilas ciegos,
de miles de perros sin amo,
de enormes bandadas sin canto,
de agónicas turbas sin nombre, 
de hermoso arte sin hombre,
de absurda muerte vivida,
de lisiados sin heridas,
de borrachos sin bebida,
y de vivos 
sin vida.