sábado, 11 de julio de 2015

Fuero interno

Volviendo la cara
le mira, cansada,
y observa en sus ojos
un alma encerrada;

se durmió en su deseo,
se perdió en su anhelo,
y sin más que el frío suelo
permaneció largo tiempo,

vislumbrando un destello.

Lanzó una mirada.
La luz le embriagaba,
y sin más dilación,
se entregó al nuevo amor.

Luciérnagas nacaradas rodeaban su faz,
pareciera que al fin 
alcanzaba la paz,
mas un ruín ladronzuelo,
le esperaba al pasar, 
y con una red oscura
exhibió su bravura,
pues sin vacilación alguna,
atrapó aquellas luces,
a excepción de la luna.

Aquél hombre tan pobre
ni de luz ya dispone,
sólo mira los astros
que hace tiempo perecieron.

Oscuro campo de batallas,
oscura luz que se acaba,
oscuro mundo el que alberga
este hombre en sus entrañas.