sábado, 29 de noviembre de 2014

Nocturno.


Hoy vengo a contar historias de un anochecer
un cielo oscuro y negro en que te has de perder.
Inmensa agonía que sufre el que mira las nubes
que por no verse creía nunca hallar el renacer.

Vástagos de las tinieblas vinieron a persuadirle
pero él, fuerte y valiente, luchaba.
Encendióse el ser que albergaba
y todo vio resplandecer,
como la intensa miradada de un amor que no pudo ser.

Mansas palabras manchadas 
relajaban su pensar: 
vestigios de un alma atada
a lo que ya no podía ver.

Y en sus caricias notaba llana y simple remembranza
de tiempos en los que azuzaba su amor a ultranza.

No se asuste, caballero, ella marcha, ya se va
algún día en un futuro pensaré en su fragancia,
en como en tiempos pasados se terminó mi esperanza.

martes, 18 de noviembre de 2014

Lo más importante.

He de decir que este texto no se trata de uno de esos ensayos, poemas o simples conjuntos de palabras que al unirse todas entre sí, crean algo único. No, se trata de algo más personal, algo que, además de permanecer pegado a mi alma como si ya formara parte del mismo, me ayuda a rendirme a la felicidad, o por lo contrario, sucumbir ante la miseria y la desesperación más baja que un espíritu en condiciones estables, pudiera imaginar.
En estas últimas semanas, he sufrido de algo que no sabría describir demasiado bien, pero se trata de una sensación en la que uno se lanza a un infinito océano dentro de sí, y donde vive aletargado y confundido, sin poder pensar de manera correcta, sin ser capaz de realizar análisis, perdiendo absolutamente todas las facultades.
He de decir que esta situación ha sido de lo más desagradable, pues para mí, lo más importante en mi vida es esto, esto mismo que lees, contar mis pensamientos, mis verdades o mis falsedades, mi yo, mi ser interior, mi vida misma constatada en estas letras, y siento que no puedo vivir sin esto, sin las alegrías que me da compartir mis pensamientos con los otros, que existan personas cuyas ideas me fulminen e iluminen mi alma, que debatamos juntos sin parar, que diversifiquemos las maneras de concebir esta bendición de realidad que se nos ha presentado. Por un momento, por muchos momentos, pensé que no podría volver a estar aquí, que todo había acabado, y con ello el flujo de mi vida iba deslizándose por un hueco muy hondo, pero muy fino a la vez. Sólo el hecho de plantearme no volver aquí, de pensar siquiera en no pensar...

Como bien decía Cortázar: "La palabras no alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma." Y otorgándole toda la razón, yo digo, cierto que es las palabras no alcanzan a describir lo que yo siento al recibir halagos, al ver cómo unos me preguntan, al ver como otros me detestan, pues no conocen argumentos que me rebatan (cosa que no significa que no existan). Pero también es cierto que todo aquello que mis palabras puedan alcanzar se hallará escrito, lo juro.

Nunca me planteé el llegar hasta aquí, hasta este momento, escribiendo entre lágrimas de agradecimiento y temor por volver al lugar en el que no conozco nada, pero aseguro que este no es el final, la esperanza que alberga mi alma es suficiente como para derribar y construir el universo entero, incluso si aceptáramos que este fuera eterno, y ni la mente más rota y muerta, aunque ella sea la mía, terminará por destruir mi inmenso amor por vosotros, pues esto, esto que aquí leéis es vuestro, es lo mío, lo más hondo, para ti, para vosotros.

Quiero de veras concebir esto como un punto de inflexión, punto que mi novela sufrirá en unas cuantas páginas más, momento decisivo en el que el camello se convierte para siempre en niño, y crece sano y fuerte, cual roble cubierto de nieve helada. No volveré a caer, lo juro, volveré a transcribir mi alma en estas letras, volveré a hacerlo, ya que sin esto, sin vosotros, sin ti,

yo no soy nada.