lunes, 25 de agosto de 2014

Propuestas de sistemas económicos por anarquistas.

* Esta es una respuesta a alguien que me preguntó lo siguiente: Si no existe el dinero. ¿una persona que trabaja mas seria igual de recompensada que otra? *

Veamos, es por este tipo de preguntas por las que suelo recomendar que se lea antes de hacerlas, aunque sinceramente, con estas respuestas considero que hago una gran labor, ya que hay personas que carecen de tiempo o de ganas de leerse un libro de 200 páginas hablando sobre cualquier tema político, y prefieren preguntárselo a alguien y que directamente resuelva sus dudas.
Existen tres tipos de propuestas económicas en la teórica anarquista:


  • Mutualismo. Propuesta de Proudhon.

Lo que Proudhon propone es que cada individuo gane en tanto a lo que ha trabajado, el salario permanece existiendo, pero se promulga una economía en la que todo producto tenga asignado ya una serie de compradores, además, se extiende la idea de acabar con el lucro individual, lo que permitirá una economía de intercambio de productos en la que sus precios serán lo más barato posibles. 
Además de esto, Proudhon explicó la idea de la creación del llamado Banco del Pueblo, en el que se les da al pueblo ciertos créditos, y sirve como centro de intercambio de productos.
Una de sus premisas, y es una de las que más se acercan a aclarar tus preguntas, es:

-Puesto que el valor de un producto resulta del tiempo y el esfuerzo que cuesta, los trabajadores tienen iguales salarios.


  • Colectivismo. Propuesta de Bakunin.

Bakunin manifiesta esta máxima que explica de forma bastante precisa la definición de lo que propone: 

- «De cada uno según su capacidad; a cada uno según sus méritos»

A diferencia del mutualismo, en esta propuesta se indica que el producto del trabajo ha de ser repartido en tanto al esfuerzo de cada trabajador; a mayor esfuerzo, mayor recompensa.


  • Comunismo Libertario. Propuesta de Kropotkin.

He de decir que esta es la propuesta que yo adopto, aunque yo mismo he realizado una mejora de la misma, una mejora que ya explicaré en uno de mis artículos cuando la desarrolle aún más.
La máxima de esta proposición es la siguiente: 
«De cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades»
Ante las dos primeras propuestas, yo te pregunto ¿Cómo se puede establecer una medida justa del trabajo? ¿Acaso no somos todos individuos únicos, con distintas limitaciones tanto físicas como mentales? Lo que plantean las dos anteriores propuestas es que la mejor manera de medir el trabajo es atenerse al tiempo trabajado, pero esto está obsoleto, ya que en un periodo de tiempo uno puede cambiar gradualmente su esfuerzo al que quiera. 
Ya que no hay manera de medir la cantidad de trabajo realizado, no hay manera de otorgar mayor mérito a unos que a otros, y tampoco es preciso otorgarles el mismo salario a todos para que lo intercambien, ya que esto favorecerá el lucro individual. Lo que verdaderamente importa es que el producto de ese trabajo se ha debido a una serie de condiciones de trabajo, y estas condiciones son colectivas, es decir, probablemente sin la existencia de un trabajador, el producto recogido hubiera sido menor, además de que cuando hablamos de trabajo y de medios de Producción colectivos, estamos hablando también de producto colectivo, ya que en su producción han colaborado todos los trabajadores.
Ahora bien, pongamos incluso un caso más extremo que ya he puesto varias veces para hacerle a entender a la gente que esto no se trata de ningún disparate.
Imaginemos a alguien que haya nacido con unas dotes especiales, que sea realmente inteligente para las matemáticas, por ejemplo, imaginemos que esta persona es muy importante para el desarrollo de la humanidad ya que está investigando y dando lugar a que muchas cuestiones de la ciencia estén siendo resueltas.
Hasta ahí bien, pero, ¿Podríamos imaginar la vida de esta persona sin la del panadero que hornea su pan para el desayuno todas las mañanas? ¿Podríamos imaginar su vida sin la comodidad de la silla de madera tan bella que le ha fabricado el carpintero? ¿Podríamos imaginar su salud sin el médico que le proporcionara un diagnóstico y sin el farmacéutico que le diera sus medicinas? ¿Verdad que no?
Hablo de que todo el trabajo se trata de una organización colectiva, todo el trabajo es un a sociedad organizada. El hecho de que todos seamos abastecidos de los productos que nos permiten vivir cómodos y felices se debe a que todos trabajamos en tanto a nuestra capacidad, y todos recibimos en tanto a nuestras necesidades. No podemos concebir cualquier tipo de disgregación en la que a uno se le ofrece más que al otro, pretendiendo que el uno se ha esforzado más que el otro, sin ni siquiera poder medir el esfuerzo.
Si todo trabajo es colectivo, si los medios de producción son colectivos, el producto debe ser colectivo, y por lo tanto, repartido por los trabajadores ateniéndose a las necesidades de cada uno. Puesto que nadie es nadie sin los otros, y los otros no son nadie sin uno.

Libro recomendado: La Ideología Anarquista - Ángel Capeletti (Descarga Aquí)

Ventisca de esperanza.

Una ventisca de esperanza,
de gente que avanza.
Personas que agudizan sus sentidos
ante la ley que les atrapa.

Que luchan concienciados,
que no son adoctrinados.

Que buscan la alegría
la felicidad de ser felices
en completa libertad.

Sin mohína soledad,
sin cadenas que les aten
durante la eternidad.

Guardemos el secreto de la vida,
que nadie lo conozca,
y que todos lo sepan.
Que busquen su esencia, 
que jamás se rindan, 
que el fervor de la esperanza
ilumine cada frente henchida,
de falacias, 
de valores,
que confunden a su mente perdida.

Bendita libertad,
bendita y divina.
Y en su divinidad,
en su completa humildad,
otorga a aquél que la abraza
la capacidad de no ser masa.

La capacidad de arder como fuego
y jamás convertirse en brasa.

Carlos Manuel González Prieto

sábado, 16 de agosto de 2014

Libertad. Parte 1. Concepto y definición.

Cuando un anarquista habla de libertad le es imposible no caer en romanticismos, ya que ésta es la meta, el objetivo final, es eso tan natural y buscado por todos los hombres, pero que jamás ha sido más perseguido por ningún otro que por un anarquista.
Yo puedo afirmar que la libertad nos otorga la valiosa virtud de ser, y la llamo virtud porque hoy en día lo es, puesto que no todos la poseen, pero todos tienden a ella, lo que quiere decir que debe haber algo que impida su aparición en cada uno de nosotros.

Lo primero que quiero dejar claro es la definición de libertad misma, y a partir de ese momento continuar explicando las reticencias que se han ido encontrando en la historia debido únicamente al miedo a ésta, ya que hay personas que tienen miedo a la libertad aunque anteriormente haya dicho ya que naturalmente el ser humano tiende a ella, el problema es cuando es el propio ser humano el que interviene para hacer de sí mismo alguien que le teme a aplicarla de manera práctica.

La libertad es aquello que nos dota con la capacidad de elegir nuestro propio camino en la vida sin atenernos a absolutamente nada más que a nuestro juicio. Esto es más complicado de lo que parece, ya que normalmente todos estamos obligados a seguir ciertas pautas que, tanto la sociedad como nuestros progenitores, nos imponen. Y lo mismo ocurre en la escuela. Esto no es malo del todo, es obvio que cada persona necesita una instrucción básica para entrar en el mundo del conocimiento y poder así desarrollarlo por sí mismo, por lo que realmente la primera parte de la educación primaria no actúa en contra de la libertad de cada individuo, de hecho, podría decirse que actúa en su favor. Aunque eso podría afirmarse sin ningún "pero" si dentro de esa primera parte de la educación primaria no se impartieran ciertos valores como estos:

1.La verdad proviene de la autoridad.

2.La inteligencia es la capacidad de recordar y repetir.

3.La memoria y repetición precisas son recompensadas.

4.La desobediencia es castigada.

5.Ajustarse: intelectual y socialmente a lo establecido por la masa.

Por lo tanto, para llegar a ser libre, no debemos ser influenciados por determinados valores que merman nuestra capacidad para desarrollarnos como un ser mismo. Esto nos lleva a determinar qué valores favorecen o merman nuestra libertad. 

Los valores nocivos tienen las siguientes características:

-Se inculcan a los demás por imposición; se te enseñan obligatoriamente. 

-Son coercitivos; obligan al que se le enseña a actuar de determinada manera.

-No suelen atenerse a ningún razonamiento lógico; debes obedecer esto porque es así y no puedes cambiarlo.

-Suelen favorecer a la autoridad, llegando a glorificarla; seguir a ciertas personas, comportamientos de éstas...

-Su incumplimiento, por norma general, puede llevarte a ser rechazado por la sociedad, ya que, no nos olvidemos de que ésta ha sido adiestrada bajo los valores cuyas características son las anteriores.

Los valores positivos poseen las siguientes características:

-No son inculcados por imposición, sino por amor y confianza; se enseñan porque existe un conocimiento mutuo, lo que permite que uno sepa lo que al otro puede serle de agrado.

-Permiten al individuo desarrollarse por sí mismo: sirven como herramienta para darle al individuo la capacidad de elegir sobre su propio destino.

-Crean mentes críticas, que por lo tanto, no se atienen a nadie ni se someten. Lo que permite que adquieran conocimientos de distintos referentes sin someterse a ellos. Además, esta característica otorga la capacidad al que la posee de analizar y actuar conforme a la razón y a lo que sus reflexiones dicten.

El concepto de libertad.

Considero la libertad como el mayor de los requisitos absolutamente necesarios para existir, la libertad permite a cada uno ser, puesto que cuando uno no es libre, no es capaz de ser él mismo.
Cuando un individuo se halla bajo algún tipo de coacción o sometimiento, no se le puede considerar como un ser consciente y razonable, ya que cualquier falta de libertad le convierte inmediatamente en un ser que obedece, y no en él mismo y su esencia.
Cada uno de nosotros somos capaces de discernir lo que queremos y lo que no queremos, lo que nos gusta y lo que no nos gusta, lo que debemos y no debemos hacer, lo que está bien y lo que está mal... Pero en el mismo momento en el que esa elección se ve influenciada por cualquier agente externo, nos hallamos en el punto en el que podemos afirmar que no somos capaces de seguir nuestra esencia, no somos más que una reacción consciente o inconsciente ante esas influencias externas. Pero esto no significa que no se pueda elegir adquirir ciertos conocimientos enriquecedores de esas influencias externas. Y esto no significa que nos sometiéramos a ellas, sino que conscientemente hemos sido capaces de elegir cuál consideramos más correcta y cuál menos, haciendo así que no sólo nos enriquezcamos de nuestras propias experiencias en el camino en el que seguimos a nuestra esencia, sino que lo hacemos enriqueciéndonos además con las experiencias de otros en el camino hacia sus propias esencias.
Imaginémonos caminando en completa oscuridad hacia una luz que nos ilumina, hacia un punto del que tenemos la completa certeza de que nos guía por el buen camino, imaginemos que nosotros mismos estamos eligiendo caminar, estamos eligiendo seguir por ese camino y a esa luz, una luz que forma parte de nosotros. Ahora resulta que comienzan a aparecerse otras luces a los lados de ese camino, y en algunos casos el fulgor de esas luces es tan intenso que ni siquiera podemos distinguir cuál es la luz que seguíamos anteriormente. Cuando esto ocurre, tenemos que pararnos y reflexionar, porque probablemente la intención de esas luces que aparecen no sea mala, aunque podría serlo, pero lo que debemos hacer es volver a observar con claridad y no confundirnos, debemos hallar de nuevo nuestro camino junto con lo aprendido de esa experiencia.
Nos hallábamos convencidos de que esa única luz era la que formaba parte de nosotros mismos, y por lo tanto, queríamos seguirla hasta el final, porque seguirla significaba seguirnos a nosotros mismos, elegir por nosotros mismos sin que nada ni nadie se interpusiera en el camino.
Sí es cierto que algunas de esas luces que aparecen a los lados pretenden ayudar y sumarse a la verdadera luz que uno quiere seguir, pero lo verdaderamente nocivo es cuando aparece algo que acaba con todas las demás luces y te dice: "No sigas esa luz, se halla equivocada, sigue única y exclusivamente a esta luz." Y en ese momento es cuando el cura, el monarca, el burgués capitalista... Y toda una serie de opresores por la misma naturaleza de sus cargos, están acabando con tu libertad. Y cuando esto ocurre, ¿Puedes afirmar realmente que eres tú mismo el que existe? ¿Acaso no eres una luz, una esencia distinta a la que eras antes?
Ya hemos dejado claro que tu esencia puede adquirir experiencia y conocimientos de las de los prójimos, y esto no es malo en sí, (exceptuando aquellas esencias que tienen como fin la maldad) pero lo que es verdaderamente tóxico para tu ser, es esto último, ya que en el momento en el que uno no sigue su esencia; lo que uno busca, lo que a uno le gusta, lo que uno considera que debe, lo que uno quiere... Nos hallamos en que dejamos de ser.
Además, de que la clave se encuentra en la capacidad de elegir y tener voluntad propia, y en caso de que nuestra esencia se nos sea arrebatada, ésto no podrá ocurrir, y por lo tanto, nos veríamos obligados y condenados a mantenernos como esclavos de otra esencia, ya que no podríamos pensar por nosotros mismos, sino a través de la esencia de otro.

Pero os preguntaréis, ¿Qué ocurre con aquél que quiere seguir fielmente a otra esencia porque no considera equiparable a la suya propia? En ese caso, en realidad no nos estaríamos viendo sometidos, nos hallaríamos en el primer proceso del que he hablado, adquiriríamos conocimientos y experiencias de esa otra esencia sin desechar la nuestra, puesto que nuestra voluntad es la de seguir a esa otra esencia, y por ende, lo que estamos siguiendo realmente es la nuestra propia.

El ser y la esencia del mismo están completamente relacionados, sin la existencia de la esencia, el ser se convierte en parte física de otras esencias, se convierte en esclavo de ellas. Sin la existencia del ser, la esencia no tiene capacidad de manifestarse, puesto que no existe. Por ende, un ser consciente debe seguir su esencia, puesto que de lo contrario se hallará esclavo de otros seres con otras esencias diferentes.

Tras esto podemos determinar que uno puede ser él mismo solamente en caso de que siga a su esencia, si esta esencia se ve destruida por la violencia (sometimiento, coacción...) de otros seres, uno deja de considerarse como un ser consciente para convertirse en un ser que obedece sin tener la voluntad de hacerlo, y que por lo tanto, deja de seguir su esencia.

*Hablo de "esencia" para englobar todas nuestras aspiraciones, sueños, voluntades, gustos, acciones, reacciones...


miércoles, 6 de agosto de 2014

Adulto.

En caso de que te consideres a ti mismo como alguien despierto, con ideales propios y ganas de iniciar un cambio radical en la sociedad, es muy probable que, en tu primera fase; intentar convencer a personas de tu entorno explicándoles tus pensamientos, te hayas encontrado con varias personas que no se limitaban a nada más que a poner reticencias en tus explicaciones. Esto es normal, y ocurre muy a menudo cuando las personas a las que te estás dirigiendo son adultos. Los adultos son muy propensos a mantener sus ideales firmes e invariables incluso cuando se ponen de manifiesto los argumentos más convincentes, argumentos que verdaderamente hacen tambalear las bases de su ideario. El hecho de que ellos mismos cambien su manera de percibir ciertos asuntos, se convierte en un arduo trabajo para uno al darse cuenta de que caen una y otra vez en los mismos dogmas y prejuicios que supuestamente ya habían sido solucionados con anterioridad, incluso en la misma conversación.
Esto es un verdadero problema a la hora de dar tus explicaciones, ya que hay algo muy importante que se debe saber; las ideas revolucionarias no pueden ser juzgadas ni percibidas desde un punto de vista reaccionario, porque en ese caso, todo será visto como algo absurdo. Cuando uno recibe ideas revolucionarias no debe tener en cuenta lo actual, lo que él mismo y su entorno están viviendo, puesto que las ideas revolucionarias no tienen absolutamente nada que ver con el mundo actual, éstas no son sino una reacción ante lo que se vive actualmente, una reacción lógica que se atiene a los tan naturales instintos del ser humano, que siempre tiende a la libertad y reacciona ante cualquier tipo de opresión que se la arrebata.

Los pensamientos de un adulto están llenos de distracciones y experiencias. Éstas últimas se convierten en el último recurso del adulto para cuando todas sus ideas que él consideraba como verdades, quedan obsoletas ante las verdades reales. Las distracciones mantienen al adulto conformista, y las experiencias le enseñan el funcionamiento de este mundo concreto. El problema se encuentra cuando el adulto, ateniéndose a estas experiencias, arguye ferozmente que él posee mayor conocimiento, y por lo tanto, mayor verdad, ya que ha vivido más que uno, y esto le convierte a él en alguien cuyos argumentos son más válidos.
Si eres avispado ya te habrás persuadido de la cantidad de huecos que existen en ciertos argumentos desesperados de un adulto. Sí es cierto que el adulto ha vivido más que uno, pero también es cierto que el mundo en el que el adulto se basa para afirmar verdades, es precisamente el mundo que uno quiere cambiar, y es bien sabido que la mayoría de conclusiones que podemos sacar de aspectos del mundo actual, no son nada más que suposiciones inciertas, y que, para indagar más en la verdadera naturaleza del ser humano, es necesaria una observación más precisa y profunda.
No se puede afirmar que la naturaleza del ser humano mismo es el egoísmo y el beneficio propio, cuando en cada escuela es precisamente eso lo que se está enseñando.
A ese adulto no se le ocurre pensar en que incluso ante tal opresión y alienamiento, siempre hay individuos que naturalmente salen a flote e intentan transmitir la verdad de lo que saben.

Siempre se me ocurre tratar al adulto como un burgués de ideas; él trata de mantenerse abrazado a sus mentiras hasta el final, y uno trata de apartarle la venda de los ojos con todas sus fuerzas, pero suele ocurrir que incluso cuando uno consigue quitarla para que él deje de estar ciego y vea la luz, éste se tapa los ojos de nuevo con sus propias manos, se aferra a esas supuestas verdades hasta el final. Esto no es más que una reacción natural; cuando uno vive una vida creyendo en ciertas verdades y después de un tiempo alguien, que inclusive es menor en edad, intenta hacerte entender que todo en lo que creías no eran más que mentiras, se puede concebir perfectamente que el sentimiento que eso produce no debe ser demasiado agradable.

El adulto se encuentra acomodado en su esclavitud, sin ya ninguna aspiración más que alcanzar lo más rápidamente posible su jubilación, con la que terminará su esclavitud y comenzará su "nueva vida", vida que terminará en pocos años por el simple hecho de la edad. Si lo reflexionamos detenidamente, es verdaderamente cruel el sometimiento en el que nos encontramos, y hablo también de los que aún no nos consideramos adultos, ya que estamos condenados a serlo. Resulta que nuestra vida se ve condicionada porque se encuentra al servicio de unos hombres que ni siquiera conocemos, y que a medida que crecemos comenzamos a conocer cada vez más sus intenciones; convertirnos en sus esclavos, someternos a su yugo, a su cetro real. Caminar hacia una vida tediosa, amarga, monótona... Saber que jamás seremos libres ya que nos encontramos con una cadena en cada extremidad. Alienación acechante por cada lugar en el que nos encontramos. Destrucción absoluta de nuestro ser.

Pero ante tales verdades que debemos conocer, y que son conocidas por los demás como el concepto "madurar", podemos tomar dos posiciones determinadas; mantener nuestras esperanzas en ese cambio radical en la sociedad o hundirnos y conformarnos con éstas verdades y así no mantener más que la esperanza de poder ser feliz dentro de esta miserable vida que nos ha tocado vivir. Por esto hay que distinguir bien el concepto de madurez y convertirse en adulto, ya que la madurez es progresiva y nos acompaña en nuestro crecimiento y desarrollo como individuo, pero el hecho de convertirnos en adulto no, eso no es más que una elección, concibo el hecho de convertirse en adulto como algo que conlleva aceptar la esclavitud y la injusticia, tanto a uno como a todos, y eso, además de triste, me parece miserable, ya que, a mi juicio, tomar este camino es lo más sencillo, lo menos costoso, lo que cualquier cobarde escogería; no luchar y besar las cadenas que te oprimen.

No sé realmente si un adulto puede dejar de serlo y hallar esperanza de nuevo, y la verdad es que tampoco conozco ningún caso, pero sé que tú, que me estás leyendo, debes cuidar de convertirte en un adulto, pues te hallarás condenado y dejarás de ser tú mismo. La libertad que posees es la que te permite ser, la libertad es lo único que permite que las verdades floten, no permitas jamás que te conviertan en un adulto, porque el adulto ya se halla encadenado.