Hoy vengo a contar historias de un anochecer
un cielo oscuro y negro en que te has de perder.
Inmensa agonía que sufre el que mira las nubes
que por no verse creía nunca hallar el renacer.
Vástagos de las tinieblas vinieron a persuadirle
pero él, fuerte y valiente, luchaba.
Encendióse el ser que albergaba
y todo vio resplandecer,
como la intensa miradada de un amor que no pudo ser.
Mansas palabras manchadas
relajaban su pensar:
vestigios de un alma atada
a lo que ya no podía ver.
Y en sus caricias notaba llana y simple remembranza
de tiempos en los que azuzaba su amor a ultranza.
No se asuste, caballero, ella marcha, ya se va
algún día en un futuro pensaré en su fragancia,
en como en tiempos pasados se terminó mi esperanza.
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