martes, 30 de septiembre de 2014

El concepto de empresa.

Bajo el yugo del sistema capitalista, aceptamos que se nos robe, que se nos esclavice, que se nos mienta y se nos confunda para tomar direcciones determinadas que luchan en pos de los intereses de otros privilegiados que se creen con el derecho a hacerlo.
Se nos confunde hasta tal punto que acabamos aceptando maniobras perpetradas por esos privilegiados, que realmente atentan contra el pueblo mismo.
En este texto explicaré una de esas maniobras, que no es nada más y nada menos que la empresa.

Considero que la mejor manera de analizar un concepto es hallando su naturaleza y juzgándola objetivamente, así que procederemos a hacer las verdaderas preguntas ¿Cuál es la naturaleza de una empresa? ¿Cuál es su objetivo en la sociedad? ¿Para qué se utilizan las empresas?
La naturaleza de una empresa es el beneficio propio, y éste se pone en práctica sin tener en cuenta a ningún otro individuo de la sociedad misma en la que se instaura. Viéndola desde este punto, la empresa realmente parece ya algo antisocial, pero rápidamente nos persuadimos de que esto es tan aceptado comúnmente que ni siquiera nos damos cuenta. Y esto es así por el simple hecho de que nos hallamos bajo ese yugo del sistema capitalista anteriormente descrito.
Cualquiera podría pensar que el hecho de que el beneficio propio sea el origen y naturaleza de una empresa es algo respetable e incluso bueno, ya que en muchos casos existen estas personas que, habiéndose tragado todos los principios y valores morales falaces que toman sus bases única y exclusivamente de los oscuros intereses de los privilegiados, viven su vida basándose en esos mismos principios y valores, y toman todo el tiempo de su vida frustrados por el hecho de que no son capaces de conseguir el éxito deseado.
Pensar que realizar algo únicamente por y para uno mismo, es algo respetable y bueno, sería equiparable a pensar que es algo bueno que un ladrón tome tus joyas por y para su enriquecimiento económico. Y es que no hay una gran diferencia entre lo que el empresario y el ladrón hacen, de hecho podrían considerárseles exactamente lo mismo, ya que tanto uno como otro utilizan la coacción para conseguir lo que quieren.

¿Dónde está la coacción?
Es algo muy simple, primero definiremos el concepto y después juzgaremos. Una coacción funciona de la siguiente manera: Existe un primer sujeto que tiene un interés en concreto, y dentro del cumplimiento de este interés, existe un factor determinante donde entra el segundo sujeto. El primer sujeto deja bien claro que si el segundo sujeto no hace cumplir los intereses del primero, las consecuencias para el segundo sujeto serán nefastas. Y esto es, obviamente, una falta absoluta de libertad, puesto que el segundo sujeto se ve condicionado por la causa que el primer sujeto le impone, impidiendo así que el segundo sujeto actúe conforme a su esencia. Esto aplicado al concepto de empresa actual se explica de manera muy sencilla. El proletariado está rodeado de ideas tales como que el trabajo dignifica, que es necesario, y que se trata de la aspiración de todo hombre, y a su vez, también se halla condicionado por una causa bien clara: Sin dinero no hay comida, y sin trabajo no hay dinero.
Todos conocemos bien qué es lo que ocurre cuando uno no se alimenta, ¿Verdad? Ese es el momento en el que hallamos la coacción; si un trabajador se niega a trabajar porque piensa que no es justo que la mayor parte de lo que produce sea acaparada por otra persona que, en muchos casos, ni siquiera conoce, se ve en la miseria más absoluta, y no sólo eso, sino que se vería en una situación de exclusión social.
En este caso, la causa de que el hombre trabaje no es otra más que el hambre, se ve condicionado absolutamente por la necesidad de él mismo y su familia, y actúa como actúa por el simple hecho de que, en caso de que se niegue, tanto él como sus familiares se encontrarán cara a cara con la miseria.

Ante esto que aquí expreso, cualquier liberal o capitalista podría decirme que en caso de que esto no fuera así, la tasa de vagos y maleantes aumentaría muchísimo, ya que viéndose alimentados y cómodos sin realizar ninguna tarea, no verían la necesidad de trabajar en nada, y dedicarían todo su tiempo al ocio.
Pero esto no es así, y suele ocurrir que el refrán "Se cree el ladrón que todos son de su condición." se cumple en este caso. El capitalista piensa en el ser humano como ente de naturaleza cruel y egoísta. Considera que el crecimiento del ser humano se ha visto impulsado por la necesidad y el egoísmo, y no por el amor y la solidaridad. Y sí, aceptémoslo, actualmente son ellos los que dominan este mundo, son ellos los que nos han insertado sus falsos valores que permiten que todos aceptemos un robo legítimo.
Pero la historia misma nos rebela que jamás hubiéramos salido adelante sin la cooperación y el apoyo mutuo, y más aún sabiendo que somos una especie completamente social.

Si la empresa misma es creada por y para uno mismo sin importar el de al lado, esto quiere decir que hay una degradación hacia el prójimo, ya que lo que tú puedas acaparar, dejará de formar parte de la posesión de ese otro individuo, y esto aplicado a un conjunto mayor, genera que la empresa monopolice los productos. Pero cualquier capitalista podría argüir que para eso está la competencia, y que para que una empresa no monopolice el producto, existen otras tantas que compiten con esta primera. Pero, como ya he dicho antes, este debate estaría obsoleto, ya que la naturaleza misma de la empresa es egoísta y antisocial, puesto que el simple hecho de la existencia de empresas significa un acaparamiento de los bienes. Al fin y al cabo, todos los productos generados por los trabajadores organizados bajo la empresa, resultan no dirigirse a cubrir las necesidades de esos mismos productores.

Las empresas compiten, pero mantienen una jerarquía en la que su director y explotador sigue realizando su trabajo, que no es más que el de explotar, la empresa misma es una de las causas de que existan en el mundo opresores y oprimidos. Ese director de empresa formaría parte indudablemente de los opresores, y es que su única función es la de mantener al proletariado sumiso y obediente, trabajando día a día por y para unos pocos, repartiéndoles las migajas a la mayoría, y llevándose todo el producto para sí mismos.

El impacto social que esto tiene es gigantesco, y sólo tenemos que movernos por el mundo en el que vivimos para darnos cuenta de ello.
Otro factor muy importante de la empresa es que no solamente busca el beneficio propio por encima de todo, sino que simple y llanamente busca el beneficio en sí, y nada más. Hablamos del hecho de que una sociedad deba amoldarse a los beneficios de unos pocos, y que esa misma sociedad sea la que produce esos beneficios. Y, hablamos también, de que la búsqueda del beneficio mismo por encima de todo, ignora por completo los intereses de esa misma sociedad que los produce. Es algo lógico el decir que toda empresa es un robo, pues el acaparamiento mismo de un producto que no hubiera sido posible sin la colaboración del trabajo en todas sus formas y épocas, significa un arrebatamiento de lo que a todos les pertenece.
Pero bien, ya que he mencionado la concepción de trabajo ateniéndome, no sólo a los factores inmediatos, es decir, los modos actuales de producción tales como la jerarquía, la mecanización y la automatización de las empresas, me gustaría profundizar más aún en el concepto histórico de trabajo con respecto a la manera de producir.

Se dice una verdad cuando se manifiesta la idea de que todos los productos se deben a una cadena invisible establecida por la sociedad. Ya que todo producto es el resultado de un trabajo en conjunto y en común. Me explico, sin la existencia de una organización social en la que se estructuren los distintos trabajos, y se haga posible la interacción entre los productos de los mismos (incluso en los que puedan parecernos completamente diferentes) no se podría llevar a cabo una estabilidad en la que la sociedad se viera abastecida por completo. Actualmente esta interacción es llevada a cabo mediante la moneda y el mercado, y de esta manera se está creando una desigualdad en la que sólo unos pocos tienen la capacidad de conseguir esos productos. En la estructura social de producción de la que hablo se hallan comprendidos todos los trabajos, desde el agricultor o el barrendero, hasta el astrofísico o el cirujano. Ninguno es algo sin el otro, puesto que todos se necesitan entre sí, cada uno realizando una función dentro de esa superestructura. Llevando aún más al extremo este caso, un astrofísico actual no podría serlo sin los investigadores que le preceden, pero de igual manera, no podría serlo sin los agricultores que les proporcionaron alimentos a esos predecesores y a él mismo. Por lo tanto, esta estructura siempre ha funcionado de la misma manera, pero las trabas que se le han impuesto no han sido más que impedimentos destinados al supuesto buen funcionamiento del mismo; todos los sistemas económicos que parecen tender de una manera cuasi fetichista al egoísmo y ambición de unos pocos.

En resumen, la empresa es otro de esos impedimentos que tiene como fin objetivos completamente contrarios al bienestar social, si la analizáramos desde el punto de vista de una manera organizativa podríamos considerarla contraria a este bienestar social debido a su jerarquía, cuya existencia es axiomática al mismo concepto de empresa, y se basa exclusivamente en los principios de autoridad. Basándose éstos a su vez en cuestiones autoritarias donde el mérito se mide en tanto a una serie de valores que se desarraigan del verdadero objetivo. (Bienestar social)


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