domingo, 13 de julio de 2014

Educación. Parte 4. Autoridad. La posición del profesor en la escuela.

Hay algo que se enseña en todas las aulas de todo el mundo y que no tiene nada que ver con el conocimiento, es en cierto modo, una asignatura común para absolutamente todas las personas que son sometidas al sistema educativo. Esta asignatura tiene mucho que ver con el porqué de nuestro conformismo ante el sombrío rumbo que está tomando el mundo, dirigido nada más que por plutócratas. Esta asignatura nos enseña a la sumisión, la disciplina, y en definitiva, a aguantar que desde ya muy tiernos nos hagamos a la idea de que siempre existirá alguien por encima de nosotros al que deberemos obedecer. No es algo establecido en sí, se trata de una enseñanza que se realiza de manera que ni siquiera uno se da cuenta, ésta no sólo se encuentra en la escuela, sino en la mayoría de cosas que nos rodean.

Hay algo de lo que me he dado cuenta a medida que he ido creciendo mientras era obligado a asistir a la escuela, y esto es que muchas veces, ante algún tipo de iniciativa por parte de algún alumno en clase, el profesor argüía: "Esta es mi clase, y en ella mando yo." Tratándose de la educación de personas en pleno desarrollo de sus facultades, ésto les enseña indirectamente que ellos no se encuentran ahí para desarrollarse como decidan, sino que deben someterse a las obligaciones y autoridades que se le imponen.
Todo va enfocado al mismo lugar, que no es nada más y nada menos que crear mentes al gusto del sistema, la capacidad de elección de un alumno es nula, y ésto convierte al sistema educativo en una herramienta alienante.

Ya que nos adentramos en el tema del profesorado, comencemos a explicar cuál es la posición del profesor en la escuela.
Nos encontramos con una persona que entra en una clase y se dedica a dictar, mandar ejercicios, revisar cuadernos, poner notas, explicar conocimientos de un libro de texto que todos han sido obligados a comprar... Y un largo etcétera. Pero en ningún caso, éste, se dedica a guiar.
Más que tratar de profesor a una persona que ayuda a la enseñanza y desarrollo de los alumnos, estamos tratando de un cargo que te otorga el poder para decidir el rumbo de estas enseñanzas, y esto mismo es lo que impide el verdadero desarrollo individual del alumno. Todos se ven sometidos a la misma posición autoritaria del profesor, teniendo, por ejemplo, que pedir permiso para levantarse o sentarse, como si ese tipo de acciones fueran algo criminal. El mayor problema de la posición del profesor es que más que un guía que enseña y motiva, nos encontramos ante el cargo de un adiestrador de perros que dicta cuando uno debe sentarse o levantarse, y cuando uno debe hacer una cosa u otra. Todos los ámbitos de la educación confluyen en un mismo problema; el alumno es, en todo momento, privado de todo tipo de elección.

Ya que he explicado una breve crítica sobre la posición del profesor en el sistema educativo, me gustaría ofrecer una proposición para cómo debe ser el profesor, en caso de que éste deba existir.
Considero la posición óptima del profesor como una persona que guía y motiva al alumno por y para su desarrollo. El profesor debe siempre atenerse a las pasiones, aspiraciones y sueños del alumno, jamás debe poner trabas, jamás debe imponer nada, no debe inclinarse hacia el autoritarismo. Un profesor no debe tratarse como una autoridad, no debe ser una persona a la que respetar por su posición, sino por su alto nivel cultural. El profesor en sí debe ser un motivador para el alumnado, debe comprender a todos y cada uno de los sueños de cada persona a la que enseña. El profesor mismo no debería elegir los conocimientos que se explicarán en las clases (aunque actualmente tampoco lo haga), la posición del profesor no debe ser activa, sino pasiva, es decir, debe estar ahí para recibir preguntas y responderlas de tal manera que alimenten la curiosidad del alumno. "Se ve continuamente esto de que en general los chavales que van a escuela/instituto no tienen ningún interés en aprender ciertas cosas y esto se debe en gran parte a que desde pequeños nos han enseñado cosas que no queríamos saber aún, nos han cortado las alas, han acabado con nuestra curiosidad, han hecho que memoricemos cosas en vez de entenderlas y querer entenderlas.
Partiendo de la base de que todo ser humano es curioso por naturaleza, lo que realmente hace la educación actual es quitar esa curiosidad, y te preguntarás ¿Cómo lo hacen? Muy sencillo, es muy fácil de explicar con un ejemplo: ¿Alguna vez en la escuela preguntaste lo que era una montaña? No, pero ahí estaba el profesor/a para decirte lo que era una montaña." (Cita requerida: Educación. Parte 2) 


Ahora que ya conocemos una crítica y una proposición en el ámbito concreto del profesor, me veo en la obligación de decir que el profesor en sí no tiene la culpa de que el sistema sea de esta manera, incluso puedes encontrarte a profesores que no están a favor de la manera en la que se educa a las personas, pero aún así, no se rebelan y se aferran al conformismo ya generalizado para no tener problemas mayores. Y éste es un grave problema, pues lo que está verdaderamente en juego es algo demasiado importante. Considero que los profesores deberían movilizarse para cambiar este sistema educativo, porque no se puede permitir que en vez de individuos desarrollados, sean personas adiestradas lo que salga de la escuela. También me hallo en la obligación de decir que la destrucción de este sistema educativo es necesaria para la construcción de algo nuevo, que ni siquiera pueda considerarse como un sistema, y para la destrucción de éste es necesaria la cooperación de todas las partes que lo conforman, incluyendo tanto a profesores como a alumnos y padres de alumnos. Pero una vez más el mayor problema con el que nos enfrentamos es la concienciación, muchas personas consideran que este sistema educativo es el mejor, mientras que éste no es más que una manera de adiestramiento, por lo tanto, en primer lugar nos encontraríamos en la obligación de concienciar a todo el profesorado, y de ahí, a los demás componentes, ya que es mucho más fácil que tanto alumnos como padres escuchen lo que los profesores tienen que decir por el simple hecho de que poseen el respeto de ambas partes. Y si además, ya hemos visto que en la parte del profesorado existen algunos pensamientos de conciencia, no sería necesario que nadie actuara de modo para su concienciación, puesto que muchos de ellos ya se hallan en ese estado. Lo único que haría falta es el coraje, pero una vez más los profesores se encuentran en una posición muy incómoda, ya que queramos o no, éstos pertenecen al proletariado intelectual, y como parte del proletariado están bien atados por su amo, lo que dificulta en gran medida el estallido de una revolución en las aulas.
Estoy seguro de que con el apoyo de ciertos alumnos que ya se hallen conscientes, esta idea llegaría a tener éxito, pero mientras el profesorado siga con su conformismo jamás se llegará a nada, ya que el alumnado no tiene el poder ni las herramientas suficientes como para llegar a realizar un cambio, éste tiene que venir con la cooperación de las dos partes, y por último de los padres.

Esta es la cuarta parte de una serie, si quieres leer la parte 3 (Click Aquí)

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