Si puedo sentir esto
sin tocar tu piel.
¡Qué voy a hacer!
Si sueño cada día
con gustar tu acidez.
¡Qué voy a hacer!
Cuando yo estoy cansado
tú me das tu miel.
Cuando no lo tengo claro
puedo tu luz reconocer.
Y es que hay algo ahí en tu mente
que en mi oscuridad se siente.
Pues el fulgor le da miedo
si mis sentimientos mienten.
Unos ojos parpadean
intentando no llorar
y es que tus preciosas letras
no me prohíben amar.
Un alma desesperado
ciego y viejo caminante.
Un corazón ya ajado
que se estremece al pensarte.
Porque la vida es eso
dice el sabio centenario
amar, y mientras uno está amando
esperar de cuando en cuando
a que la luna y su brillo
te otorguen el ser amado.
Carlos Manuel González Prieto
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